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Carlos Guadián
El lejano oeste del Gobierno 2.0
Los seguidores de Tom Clancy lo tienen claro: “la democracia sólo es posible con el acceso fácil a la información y las buenas comunicaciones. Y la tecnología es una forma de facilitar las comunicaciones y la información”. O al menos así de claro lo tiene el aclamado escritor estadounidense de thrillers políticos y policiales.
Pero, yendo a un terreno más árido en el que la acción y el suspense casi brillan por su ausencia, ¿lo tienen tan claro los gobiernos y las administraciones públicas?
Carlos Guadián, integrante de la consultora Autoritas Consulting y experto en open government, análisis de redes y comunicación digital, nos explica qué significa eso del gobierno abierto y electrónico y cómo se está aplicando.
En este mundo altamente cambiante en el que hemos evolucionado del homo erectus al “homo sedentis”, las administraciones públicas están experimentando igualmente un cambio importante: la evolución de una administración cerrada, enrevesada y obtusa a una administración abierta, inteligente y electrónica. Según la Comisión de la Unión Europea, por e-Administración se entiende aquella que emplea las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en el desempeño de sus funciones, combinándolo con cambios organizativos y nuevas aptitudes, con el fin de mejorar los servicios públicos y los procesos democráticos, reforzando el apoyo a las políticas públicas. De acuerdo con el ranking de Naciones Unidas, España ha experimentado una notable mejoría en lo que concierne al desarrollo de una administración electrónica desde la creación del DNI electrónico, pero sobre todo desde la aprobación de la Ley 11/2007 de Acceso Electrónico de los Ciudadanos a los Servicios Públicos, situándose en el vigésimo puesto de 183 países. No obstante, en España existen una serie de problemas, siendo el principal el desarrollo de una administración electrónica muy desigual tanto entre las administraciones territoriales, como entre departamentos ministeriales, lo que provoca una gran descoordinación.
Esa transición de una era analógica a una digital se traduce, por tanto, en un fuerte impacto en las pautas organizativas y comunicativas de la administración pública. Internet rompe barreras geográficas y temporales, la información fluye libre y reacciona virulentamente ante cualquier intento de censura (“efecto Streisand”), los consumidores se han convertido en prosumidores (productores y consumidores de información), la innovación y el espíritu de compartir ganan terreno a la rutina y al individualismo. En relación a esto último destacan los modelos de crowdsourcing, que son plataformas de generación y difusión de ideas. Las administraciones tienen que realizar una escucha activa y proactiva, siendo ellas las que se acerquen al ciudadano y no a la inversa. Deben salir a donde la gente esté conversando, interactuar con la ciudadanía. Es necesaria la creación de una “ventanilla ubicua”, es decir la posibilidad de que cada uno pueda crearse su portal de gobierno electrónico a su medida y no que cada órgano administrativo cuente con una ventanilla formando un caos electrónico y una confusión digital para el ciudadano. En palabras de Carlos Guadián, nos encontramos en el “lejano oeste del Gobierno 2.0”, pero poco a poco se van desarrollando pautas de gobierno abierto ingeniosas e innovadoras. Véase el caso del ayuntamiento de Nueva York, cuyo departamento de atención al ciudadano, el 311, ha creado una aplicación móvil para Iphone y Android, que permite a los neoyorquinos un acceso rápido a toda la información y servicios del Ayuntamiento. En el caso de España, destacan la plataforma Irekia en el País Vasco o el Gencat en Cataluña.
Pero veamos con detalle en qué consisten el open government y el open data. En primer lugar, el open government (oGov) o gobierno abierto se sustenta sobre tres pilares: la transparencia, la participación y la colaboración (o corresponsabilidad por parte del ciudadano). Para la implementación del oGov existen modelos como el LUDO, desarrollado por Alberto Ortiz de Zarate (uno de los promotores de Irekia en el País Vasco). Dicho modelo visualiza el gobierno abierto desde la perspectiva del ciclo de las políticas públicas, es decir, se basa en comprender en qué momento del ciclo se está aplicando (en la elaboración, la implementación o la evaluación), así como en definir bien el grado de apertura o la cantidad de poder que se devuelve a la ciudadanía.
En segundo lugar, por open data o datos abiertos se entiende el formato en el que se publica la información. El mejor formato es el RDF basado en XML, susceptible de pasar fácilmente al siguiente nivel, los llamados “datos enlazados” (linked data) para alimentar la web semántica del entorno 3.0. La idea fundamental es que esos datos abiertos sean fácilmente reutilizables y relacionables. Existen 8 principios a la hora de liberar datos:
- Ofrecer datos de manera completa.
- Datos crudos, no cocinados.
- Disponibilidad inmediata de los datos, de manera que no queden obsoletos.
- Datos para las gamas más amplias de usuarios, propósitos y dispositivos.
- Datos procesables.
- Datos de acceso libre, sin necesidad de registros.
- Datos reutilizables, sin formatos cerrados.
- Datos libres sin derechos de autor o bajo propiedad de patentes, marcas comerciales, etc.
El referente en open data es Estados Unidos con su portal Data.gov, aunque existen infinidad de proyectos e iniciativas para liberar y socializar los datos, como por ejemplo recovery.gov, conmidinero.com, proyectocolibri.es, opendatasevilla, everyblock.com, Open Data Portals de la UE, etc. Además, la apertura de datos genera nuevos modelos de negocio como es el caso de creación de aplicaciones tales como Easy Open Data.
Los problemas más habituales a los que se enfrenta el open data son la inexistencia de APIS (entornos de programación), unas bases de datos excesivamente grandes, datos en el formato equivocado o no adecuado (por ejemplo el formato CSV requiere separar los datos con comas, no con tabulados u otras formas de puntuación), o datos estructurados pobremente o cuyas fuentes no son demasiado claras. Resulta imprescindible además hacer que la información sea atractiva tanto con diseños, como con palabras que definan claramente el objeto o tipo de información del que tratan (es vital una buena codificación). Hay que pensar en todas las vías posibles para facilitar el acceso a los ciudadanos a dicha información. Por último, otro de los grandes beneficios del open data es el ahorro que supone para las administraciones, sobre todo en lo que a material se refiere.
Uno de los objetivos que pretenden conseguir tanto el oGov como el open data es el incremento de la participación ciudadana, que se haya sumergida en un proceso de involución desde finales del siglo XX. Gracias a las nuevas tecnologías, se están desarrollando plataformas muy diversas de participación ciudadana como mysociety, fixmystreet, arreglamicalle, voota.es, consensus, participaenandalucia o queeuropaqueremos.com.
Y ¿qué podemos decir de las smart cities o ciudades inteligentes? Teóricamente son ciudades en las que se aplican las nuevas tecnologías para facilitar la vida en común de los ciudadanos en el entorno urbano. Sin embargo, por el momento se han orientado más a la sensorización de la ciudad llenándola de “chips”, que hacia una ciudad inteligentemente humanizada o una ciudad del conocimiento, atendiendo al concepto de “sentient city” de Domenico di Siena. Lo ideal es que la administración pueda ser ubicua, no sólo ciudades con wifi abierto, sino aprovechar la gran expansión de los dispositivos móviles para llegar al ciudadano.
En definitiva, Carlos Guadián logró condensar en 4 horas todo lo que significa gobierno abierto y electrónico, subrayando las ideas de transparencia, participación ciudadana y corresponsabilidad. En resumidas cuentas, lo que Tom Clancy defiende en sus novelas, que “la democracia sólo es posible con el acceso fácil a la información y las buenas comunicaciones” y la tecnología está ahí para ayudarnos en ello.
*Carlos Guadián es especialista en Análisis de Redes Sociales, Innovación en el Sector Público y privado, Modelos Open Government y apertura de datos, Asesoría Web 2.0, Gestión de reputación online e Identidad digital.
*Redactado por la alumna Ana Cabrera
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